Aunque casi me equivoco y te pido que me mientas, que no me digas la verdad, no lo hagas. Solo son días que necesito esos mimos de ti, idiota tú por darmelos a probar. Si, esos días que tengo ganas locas de ti, que me cruzaría la ciudad en busca de tu cuerpo. Pero lo pienso detenidamente y me viene tu imagen, se va poco a poco, y las ganas me desaparecen. Débil, me das debilidad. Deseo noches eternas de pasión, de tu mano deslizandose y que se pare en mi cintura, en las curvas de mi cuerpo, dejame enloquecerte. Yo mientras levanto mis brazos hacia tu cuello, me apoyo en tus hombros, que son grandes, perfectos para mi. Y entonces elevo mi mirada, te veo con esa ingrata sonrisa que es el último toque para dejarme llevar..y me besas. Dejo atrás los problemas contigo, esos pequeños piques por mi parte, desaparecen tus indiferencias y mis ideas pesimistas hacia nosotros dos. Me das fuerza, me das ganas de seguir intentandolo contigo, de quitarte ese miedo a algo más, de darte el tiempo necesario para que te des cuenta que de que ya no soy esa simple amiga especial. Formas algo dentro de mí sin querer y yo no me opongo. Pero te vuelves a ir, y esos pesimismos vuelven a mi. Te odio. Un tiempo sin verte me vendrá bien. Reza porque no me olvide de ti..esta extraña relación acabaría con el atrevido recuerdo de nosotros dos unidos por el calor de nuestros cuerpos.
Tres días para el deseado roce con la arena.
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