Tuve tanto miedo de mirar otros ojos, de leer otra mirada, que me descapacité a mí misma para hacerlo. Ya ves, no pude detener el deseo de arroparme en tus brazos. Tanto esfuerzo en mantenerme lejos de este sentimiento ha sido en vano, tú ya estabas ahí, de pie, esperándome.
Se que lo compliqué todo mucho más, que no me dejé entregar entera, y ahora intento frenarme día a día para no hacerlo. Tú me das esa confianza que necesitaba mi cuerpo, la fortaleza que algún día perdí, las ganas de querer otra vez.
Reniego de mis desganas en tiempo atrás, nunca pude imaginar el bien que me harías. Pero tus ganas de "enloquecerme" pudieron con todo eso y más, lo cual me enorgullece hoy.
Somos otros, desde que empezamos a ser solo dos. Y que dure así..